Vengo de una familia numerosa dónde nuestros padres tuvieron cuatro hijos, dos niños y dos niñas. El departamento donde vivíamos tenía áreas en común que eran muy espaciosas, sin embargo, solo contábamos con tres habitaciones por lo que nos distribuíamos de la siguiente forma: Mi padre y mi madre dormían en la recámara principal, en otra de las habitaciones dormía mis dos hermanos y yo compartía cuarto con mi hermana.
Los que tienen hermanos ya saben lo complicado que puede llegar a hacer la convivencia por lo que si teníamos que tomar alguna decisión lo echábamos a la suerte.
Un día decidimos remodelar nuestro cuarto por lo que tuvimos que cambiar la posición de nuestras camas, recuerdo que sabes echamos una moneda al aire para sortearnos aquella que estaba junto a la ventana.
Ese día perdí la oportunidad de dormir en el lugar más fresco del cuarto ya que la brisa que entraba por la ventana era muy refrescante especialmente durante las noches.
Nuestra ventana se encontraba frente a otro complejo de apartamentos y también junto a la calle, por lo que era completamente normal escuchar algunas de las cosas que pasaban en el otro extremo especialmente porque nuestro cuarto se encargaba de hacer eco de todos los ruidos del exterior.
Recuerdo que una noche me levanté aproximadamente a las 2 de la mañana para ir al baño y buscar un poco de agua, cuando regresé dormí mirando hacia la pared que estaba al otro extremo de la ventana y vaya sorpresa que me he encontrado con la sombra de una persona. Mi primer instinto fue ponerme la cobija en la cabeza y apretar mis ojos esperando que esta figura se fuera.
No me atreví a quitarme la cobija de la cabeza porque tenía mucho miedo, pero en mi mente ya habían pasado aproximadamente 15 minutos así que logré mirar de nuevo. La figura había desaparecido por completo y mi tranquilidad volvió lentamente.
Le comenté esto a mi hermana y la verdad me trató como si estuviera loca e imaginara cosas, no sé si ella también tendría miedo de lo que pasaba en nuestra habitación o no, pero al ser la hermana mayor siempre se mostraba valiente.
Como estaba condicionada por lo que había sucedido esa noche me volví a asustar, pero mi hermana decidió quedarse despierta y nuevamente observamos esta figura que se hacía cada vez más pequeña.
Esa noche grité y lloré y en medio de mi crisis mi hermana decidió abrir la ventana y mirar por ella.
Resulta que la sombra se debía al reflejo que creaba las personas al pasar por un camino de luces que habían instalado en el edificio frente a nosotros con motivo de la Navidad.
Está de más decir que mi hermana se burló de mí cada vez que tenía la oportunidad e inclusive al día de hoy siendo una adulta y con familia propia sigue contando esta historia en las reuniones familiares soy: La que le teme a las sombras.
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