Cuando era niña la verdad no me importaba demasiado como lo sea de hecho en mi casa siempre hacían chistes sobre que seguramente cuando creciera me dedicaría a actividades como la mecánica u otras cosas donde necesitaría solo de un overol para vestir a diario.

Sin embargo, esto fue cambiando con el pasar del tiempo, ya que cuando entré a la adolescencia me preocupaba muchísimo por como lucía así que no importaba el lugar que tuviera que visitar, siempre me encargaba de vestir adecuadamente y de maquillarme.

Pero tenía cierto problema con mi cabello, ya que solía ser muy rebelde y apenas estaba aprendiendo cómo manejarlo.

La cuestión es que una tarde mi papá me pidió que lo acompañara a la tienda y aunque no me gustaba salir demasiado necesitaba comprar algunas cosas y también adquirir ese regalo que siempre me daba mi padre puesto a que nunca se negaba a ninguno de mis caprichos.

Ese día estaba animada por lo que decidí intentar probar un poco del maquillaje nuevo que había comprado hace algunas semanas, prácticamente decidí estrenarlo ese día.

El problema es que mi papá tenía muy poca paciencia para esperarme y yo me tomaba demasiado tiempo para salir de casa, la cuestión es que me apliqué una sombra en crema que tenía un color muy suave y brillante, todo esto con el fin de tomar el tiempo necesario para acomodar mi cabello.

Mi papá me dio como un plazo 3 minutos y sabía que hablaba en serio por lo que tomé mis zapatos y corrí hacia el auto.

En el camino vi que mi padre me observó un par de veces y creí que era porque nunca antes me había visto con una sombra de ojos brillante. Yo comencé a reírme y sentirme muy orgullosa de mi maquillaje.

Llegamos a la tienda y tomamos todo lo necesario y me topé con uno de los chicos que iba a mi escuela, pero en otra clase, este se me quedaba viendo muy descaradamente por lo que llegué a pensar que quizás mi rostro le había llamado la atención.

Lo cierto es que intenté de volverle una sonrisa, pero este me miró cada vez más raro así que simplemente me fui de allí, durante el camino hacia la caja me topé con un espejo y me quedé totalmente espantada con lo que vi.

Resulta que una de las sombras que me apliqué tenía como paso final retirar la aplicación 10 minutos después ya que se había formado una especie de capa con un color muy oscuro sobre mis ojos.

Así que todo el tiempo estuve caminando como un mapache en medio del supermercado y es por esto que el chico se me quedó viendo, por supuesto también me molesté con mi padre y le reclamé por no comentarme nada, pero este me dijo que pensó que era la moda para las chicas esos días, no quise volver a la escuela durante los días siguientes.